sábado, 2 de abril de 2011

El otro día estaba en el instituto, tocaba recreo y decidí sentarme en el suelo a mirar el panorama. Siempre me ha llamado la atención el comportamiento que tenemos los humanos a la hora de sociabilizarnos y qué mejor lugar que un instituto. Cientos de adolescentes hablando de porros, follar, el botellón del sábado y del cabrón del profesor que le ha suspendido. Y así es como me empece a dar cuenta de que son todos iguales, de que sus ropas y sus temas de conversación son los mismos, de que no salen de sus grupos, de que solo se juntan los de los mismos cursos. Pero también noté que los que iban vestidos de otra manera y tenían muchas otras conversaciones diferentes eran los que mas me gustaban, los que estaban apartados, los que realmente se atrevían a ser ellos mismos, sin miedo a los que les pudieran decir. De esto saqué una conclusión, tener personalidad no está de moda. La sociedad se ha convertido en una sucesión monótona de un modelo comercial que presentan unos tíos que nos sacan la pasta y nos destrozan las vidas sin importarles los problemas que eso pueda causar. Esto hace que la gente que tienen un verdadero mérito sea tachada de rara. Si la justicia levantara la cabeza..

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